miércoles, 4 de noviembre de 2009

Si llueve porque llueve..


Si llueve porque llueve, si truena porque truena, y este vendaval que azota el prado también; todos son los culpables de la mórbida tristeza. Blando, delicado y suave es la razón que da el diccionario RAE a la palabra mórbida; también que ocasiona enfermedad. Hay que quedarse con la segunda que es la primera, en vez de con la primera que es la segunda. Sólo son juegos de palabras a los que el espíritu anima. Pero es bien cierto que esta tristeza carece de tragedia y por lo tanto es mórbida. Es cierto, piensa el Hombre que ya no sabe a que es ajeno, que tampoco se trata de una tristeza matinal que haya saltado con él de la cama, sino que ha surgido en el mismo momento en que al mirar por la ventana ha vito que llovía, finalmente, y que una enorme ventolera agita los árboles del jardín y da en el suelo con las pocas hojas que quedan.

Amarillentas unas, rojas burdeos las de las hayas, que siempre tienden a diferenciarse, todo en ellas es diferente, porte, follaje y cimbreo vienen a ser las princesas de este edén sin jerarquías que este verano que ha pasado ha decidido doctorarse en malas hierbas, sufriera al principio varías heladas tardías que dieron al traste con la flor de los frutales y finalmente un mal aire, un misterioso mal aire que va de norte a sur o al revés, porque nunca se percibe cual es el malo, cruzó en diagonal el territorio y encarando el ángulo sureste de la casa pasçó por el corredor que queda junto al seto. El resultado ha sido que todas las hortensias orondas y orgullosas han perdido su follaje exterior, que parece quemado; arrasó asimismo las dalias y los geranios. ¿Quien será este mal aire? ¿O qué? En estas condiciones el jardín se une a ser un agente del fomento de la tristeza, mórbida, si, que no trágica.

Pocas tristezas trágicas ha vivido el Hombre del Prado, dos si se para a pensar. Murieron madre y padre, la primera cuando él tenía veinte años, treinta para el segundo. No puede recordar sus emociones de aquellos días, tampoco la desolación, si la tristeza pero no con un sentimiento vivo sino como un paisaje. La verdad es que nunca, escribe bien, nunca, se ha sentido desesperado, arrebatado por el sentimiento de la tragedia; desolado si, cuando murió Goyerri, pero esto sucedió cuando ya era viejo. Un día alguien le dijo que habían gente que en vez de tener ojos para ver y sentir, otros los tenían solamente para mirar. ¿Se refería a él?

Estas son las consecuencias de la climatología. Entre una tristeza plana a una alegría excelsa, discurre todo un registro emocional que tiene a alborotarse cuando va hacia lo segundo. El sol en el paisaje, su destellear sobre el mar o el dibujo de las sombras en el bosque, llegan a exaltarle. Se dice que es que siente la vida, no amarla que es otra cosa. O puede ser que si, porque si amar es exaltación, esta alegría del sol y de las cosas destelleando, lo es. Por los jos le entra en esas ocasiones un colmo de venturas que se convierten en el éxtasis de la contemplación.

Iría al médico a decirle que le preocupa que el tiempo lluvioso y ventoso le produzca una tristeza mórbida. ¿Y cómo se siente entonces?, le preguntaría el otro. Placenteramente, sería la respuesta. Entonces no le voy a recetar nada, siga usted así y si empeora vuelva a verme. Es lo bueno de la medicina, que hay frases que acaban con todo. ¿Que te ha dicho?, le preguntarían y la respuesta es clara: Qué estoy bien. Pero, ¿y la tristeza? Pues cosas del tiempo, o de la edad.

No ha venido a escribir en el teclado por causa de estas cuitas que no lo son, sino porque tenía la frase inicial. Hace un tiempo, preocupado por la demora en escribir el blog que antes recibía tantas regulares como frecuentes visitas suyas, decidió que era a causa de la primera frase. Si no la tiene no puede escribir, no importa que tenga un tema, o que piense que lo tiene, pero sin frase no hay nada. Es lo mismo que cuando se trata de escribir un poema, el primer verso es el grifo de la fuente del que manan los demás.

Si llueve porque llueve, le ha venido a la cabeza, o estaba allí y se ha abierto paso hasta el exterior, llamada la frase por la luz triste y mórbida, aunque puede que la luz no lo sea, y esto tendría que pararse a debatirlo consigo mismo, pero no tiene ganas, pero lo cierto es que la frase ha salido a la luz y le ha dicho que de esta no se escapa, que pues la tiene ha de escribir el post. Y ya lo ha hecho.

NOTA SOBRE LA FOTO: Andaba hace unos días por Alicante fotografiando personas, y al otro lado de la calle vió a las dos muchachas charlando animadas, con esa entrega alegre y divertida de ciertas confidencias. Las enfocó con la cámara y una le vió; en lugar de retraerse o girar la cabeza, esbozó una hermosa sonrisa de saludo.

10 comentarios:

  1. Sabemos lo que no está, bien lo sabemos, pero está la luz, están las cosas, las personas, las personas que sonríen, los bosques, el mar, la carretera; está, sobre todo, nuestra capacidad para seguir explorando: en cualquier caso lo propio de un ser humano es sentir, por ininteligible o extraña que pueda parecer, esperanza.

    Traspaso la frontera de la relación virtual y con afecto te digo, Luis: ve a la perrera más cercana, hazte con un perrillo, llámale Heráclito, Manolita, Rocki, Silvester Stallone, como quieras. No será Goyerri, que nunca desaparecerá de tu corazón, será otro. Una nueva ola en la playa.

    Un abrazo muy fuerte.

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  2. NO quisiera dar esa impresión, Jesús. No es la nostalgia de Goyerri. Tampoco estamos pensando en el amigo de manera permanente. La tristeza tiene más que ver con un aburrimiento existencial, (un poco sonoro, siq uieres) que con Goyerri. Se trata de la fase en la que como dice Lucrecio

    "¿Qué otra invención puedo encontrar para tí?
    ¿Qué nuevo placer? Nada, todo es siempre lo mismo."

    Y desde luego, querido amigo, muchas gracias por tu interés y tu recomendación, que está en la mente y en la intención.

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  3. Los días de lluvia, de viento, y de cielos grises me levantan el ánimo. Yo no se si es porque aquí en Valencia no suelen ser más dos días seguidos los que se mantienen esos días entristecedores, pero esos días invitan al placer del sillón con libro y un té caliente.

    Es curioso, amigo Luis, pero al leerte he tenido la tentación de aconsejarte algo pero no... tu tristeza no es móbida yo me atrevería a pensar que estas en fase post-traumática por lo de la bíblica caída.
    Un abrazo

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  4. Pues también puede ser verdad, Petrusdom.

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  5. Mire "usté", con las hortensias en el interior de la península pasa como con el sexo, mejor disfrutar alguna "racioncica" de vez en cuando que nada-de-nada-nunca-jamás-de-los-jamases (que me perdonen curas y monjas, no tengo nada contra ellos ni contra ellas, solo es una opinión diferente a la suya).

    Y es que el aire seco las puede apachurrar, como usted comenta, en un plis plas. Otro gallo les cantara por ejemplo en Sintra, al ladico mismo de Lisboa allá entre las brumas románticas de ese enclave atlántico a la par que orientado a norte

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  6. Pues enviaré mis hortensias a Sintra, a un buen colegio, para que aprendan a sobrevivir. Que esta altitud y el frío son un sinvivir...

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  7. Pues yo no sé si sea la edad, porque yo también he andado así. No sé si noviembre no me está sentando bien y pienso como vendrá diciembre o de repente veo tanto a Movie, y me espanto de amarlo tanto.
    La cuestión es que sea como sea, sacamos los dedos a bailar.
    Y las fotos, las fotos son geniales, las de las mujeres y el resto. Yo opino que cuando no quieras escribir en esta casita, muestra tus fotos. También tu mirada es letra.

    Abrazos.

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  8. Gracias, Clarice. Te haré caso xon lo de las fotos. Un abrazo.

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  9. Hi Thanks Nice Post Goood Blog :D am your Follewer

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  10. "Y de repente te miro y al punto mi voz enmudece", cantaba Safo. Y ya nos pueden caer encima montañas de morbidez, que ni nos enteramos.
    Cuanto más viejo me hago, mejor comprendo al rey David.

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