lunes, 3 de agosto de 2009

Bosquimano

Este que vive en el bosque adaptado a él, y que desde la linde contempla otros mundos, es un bosquimano. Tiene su propia lengua y sus costumbres que le separan del resto. Existen los otros pero no les comprende. A fuerza de observarlos se acostumbra a seguir sus movimientos y a interpretar el estado de ánimo por la cadencia de su lenguaje. A lo largo de su vida advierte con admiración y con envidia que más allá de los árboles existen fascinaciones que no puede entender pero que ansía. Colores, brillos, sonidos. Es un salvaje, sí, pero no lo sabe. Cuando le capturan y maltratan no entiende que lo hacen porque es un salvaje; si le gritan en un idioma extraño repitiendo el mismo sonido no puede entender que no entender es cosa del salvaje que lleva dentro. Tiene miedo de lo que le pueda pasar si se aleja de la protección de las sombras que ofrecen las copas de los árboles. Es un ser inferior, pero no lo sabe. Ama, pero como aman los inferiores: desvergonzadamente tal vez; con toda probabilidad sin el menor pudor. Sea lo que sea lo que pueda hacer en la espesura, siempre será sospechoso de vicio o degeneración. ha aprendido a teñir su cara con la indiferencia y para pasar desapercebido saluda a diestra y siniestra con la mejor sonrisa. En el pueblo respeta el semáforo, cruza por el paso cebra y mira los escasos escaparates que ofrecen casi nada. Va y viene como una sombra, solo mira y ve y al cabo vuelve al bosque.

El único bosquimano que recuerda haber visto lo fue encerrado una caja de cristal en el Museo de Banyoles. Era entonces un muchacho y pasaba allí unos días de veraneo. No sintió maltratada su moral o violado su pudor al detenerse frente a la vitrina y observar con todo detalle aquel despojo momificado, un cuerpo convertido en nadie, vaciado de identidad, bautizado con la milagrosa identidad de una etiqueta adosada a la madera de su encierro. El paso de alguien a cosa depende de una catalogación y de los ojos del observador, pero sobre todo de una etiqueta. Sin ella todo se resume en ser ninguno.

8 comentarios:

  1. http://kollonades.blogspot.com/2009/08/quin-negre-enviaren-lafrica.html

    He recuperado este comentario a raíz del Negro de Banyoles que citas y que no está ya entre nosotros. De hecho no se sabe donde está.

    Un saludo.

    Por cierto, o leí mal o el nombre del Bloc era Bosquihumano ¿Verdad?

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  2. Si, Francesc, pero tras mucho pensar -unos minutos- llegué a concluir que la doble intención venía a ser lo mismo que una sola: bosquihumano o bosquimano es Hombre del bosque y eso es humano.

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  3. Alguna vez te dijeron: "cómprate un bosque y piérdete?" a mí sí; por el momento me pierdo en bosques públicos, o me paso por el tuyo, siempre es frondoso.

    Besos y abrazos para ti y Ana.

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  4. Y aquí eras bienvenida. Te enviaré, Ana, un plano con las fuentes.

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  5. Yo viví varios años en Bañolas, mi mujer fue profesora de Lengua y literatura en su instituto. Visité en varias ocasiones al hombre disecado, un hotetonte (tribu del mismo grupo lingüístico que los bosquimanos-pueblo san y de aspecto muy parecido). Los bosquimanos y su lenguaje de cliks siempre me han interesado mucho. Es uno de los pueblos más antiguos del mundo e incluso hay teorías que sostienen que son los seres humanos más cercanos a aquellos que desde el continente africano iniciaron las primeras migraciones hacia Asia y Europa. Migraciones que, de ser cierta la hipótesis, llevan directamente hasta ti, bosquimano vestido, bosquimano lector y reflexivo.

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  7. Pues si, Jesús, ese soy yo. O lo intento.

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  8. Me alegra leer otras vez tus hojas del bosque bloguero.
    Ahora estoy en el pueblo y ando un poco alejado del ordenador, miro las olas y sigo con mi vicio lector.

    Un abrazo

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